"Tenemos otra
Argentina, hay otro país, un país distinto al del año pasado. Le han destrozado
la vida a la gente", afirmó Aguiar, subrayando la gravedad de la situación
actual. "Estuvieron meses diciendo que la oposición no le quería votar la
ley de bases o sus iniciativas en el Congreso. Tenemos ley de bases, está
vigente el DNU, y sin embargo, recrudecen las crisis políticas y económicas del
gobierno", añadió.
Aguiar destacó que
la economía ha pasado de una recesión a una depresión, con una caída más
profunda y persistente. Según datos de la UCA, el 55% de la población vive en
pobreza y casi el 17% en indigencia. "Eso no son números fríos,
estadísticas. Son compatriotas que están sufriendo, que no la están pasando
bien", enfatizó.
La destrucción de
empleos también es alarmante, con 178.000 puestos de trabajo eliminados en los
últimos siete meses tanto en el sector público como en el privado. "Se
desplomaron las ventas de alimentos, medicamentos. Ni siquiera la gente puede
comprar, aún la que tiene obra social", señaló Aguiar. Además, el 93% de los argentinos están endeudados.
Frente a esta
situación, Aguiar anunció que el 7 de agosto habrá un paro nacional, respaldado
por un amplio consenso entre trabajadores estatales, sectores sociales,
religiosos y organizaciones de derechos humanos. "Es una fecha
emblemática, San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, justo de aquello que
nos estamos quedando, que está faltando en la Argentina", explicó.
El líder sindical
criticó duramente las políticas del gobierno de Milei, advirtiendo que la
destrucción del Estado es equivalente a la destrucción de la Argentina.
"La gente empieza a darse cuenta, empieza a tomar conciencia que la
destrucción del Estado que propone el presidente con su gabinete, es otra cosa
que la destrucción de ella misma", afirmó.
Aguiar también
denunció el cierre de organismos fundamentales como el INAI y el INADI, que
garantizan derechos a sectores vulnerables, mientras se destinan 100.000
millones de pesos extras a la SIDE y se promueven iniciativas como la creación
de una "policía del pensamiento" para espiar y perseguir a quienes
piensan distinto.