El Gobierno anunció este
jueves la desregulación del servicio de rampa en los aeropuertos del país, lo
que permitirá que cualquier empresa pueda ofrecer estos servicios. Hasta la
fecha, estas tareas, que incluyen la carga y descarga de equipaje, la
asistencia a los pasajeros y otros servicios vinculados a la operación de
aeronaves en tierra, estaban a cargo de Intercargo, la compañía de mayoría
estatal. Además, se otorgó a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) la
facultad de intervenir en caso de huelgas.
Este jueves, en
conferencia de prensa, el ministro de Desregulación Federico Sturzenegger,
junto a su par de Seguridad, Patricia Bullrich y al secretario de Transporte,
Franco Moggeta; anunciaron la medida que desregula el servicio de rampa en
todos los aeropuertos del país. La normativa comenzará a regir desde su
publicación en el Boletín Oficial, que será en las próximas horas. Con esta
nueva medida, el Gobierno abre la puerta a nuevos actores, lo que permitirá a
las aerolíneas comerciales comenzar a prestar estos servicios a otras empresas,
un paso más hacia la privatización del servicio.
La resolución que desregula
el servicio de rampa en los aeropuertos del país, habilita a empresas privadas
a operar. Esta decisión se enmarca en un proceso de desregulación más
amplio que busca abrir el mercado, algo que también generó un fuerte rechazo
entre los sindicatos.
El servicio de rampa
abarca tareas fundamentales como la carga y descarga de equipaje, la asistencia
a los pasajeros y la manipulación de aeronaves en tierra. Hasta ahora,
Intercargo ofrecía este servicio. Sin embargo, a partir de ahora, las
aerolíneas comerciales tendrán la posibilidad de subcontratar estos servicios a
otras empresas. Esto en principio, porque la intención del gobierno es
que en una segunda fase, cualquier persona física o jurídica pueda ofrecer este
servicio en los aeropuertos del país.
Este punto es relevante
porque ninguno de los funcionarios del Gobierno habló de cómo serán las
normativas respecto del control de estas operaciones; únicamente se aclaró que
las empresas podrán postularse para comenzar a realizar estas tareas a través del
procedimiento de silencio administrativo positivo, es decir, si el gobierno no
emite una respuesta en el plazo estipulado, se considerará que la solicitud fue
aprobada y podrán iniciar sus actividades.
La policía, a
cargo de las valijas
Una de las mayores
polémicas de los anuncios fue la decisión de permitir que las fuerzas de
seguridad intervengan en caso de huelgas o paros. En su discurso, la ministra
de Seguridad, Patricia Bullrich, explicó que la PSA y otras fuerzas
federales podrán actuar en situaciones excepcionales, como la reciente huelga
de Intercargo en Aeroparque. Su misión será descargar el equipaje retenido y
reactivar las operaciones. "He dado la orden a la PSA y a las demás
fuerzas federales de que descarguen de inmediato el equipaje detenido en
Aeroparque mientras dure la huelga de Intercargo", dijo Bullrich.
La ministra expresó su
preocupación por el impacto de las huelgas en los pasajeros, mencionando que el
día anterior se vivió una de las situaciones más críticas en la historia de los
aeropuertos. "Ayer fue uno de los peores días de la historia
aeroportuaria. Bajamos 18 personas en ambulancias. Fue absolutamente
extremo", indicó, refiriéndose a los incidentes durante la huelga.
Desde el Gobierno, se
justificó esta intervención como una medida urgente para evitar que los
pasajeros se vean afectados por la "huelga salvaje" de los
trabajadores de la empresa estatal. Según el vocero presidencial, Manuel
Adorni, la intervención de las fuerzas de seguridad responde a una "acción
excepcional" para evitar que los "terroristas sindicales" sigan
"secuestrando" a los pasajeros. "Si esto sucediera en otros
aeropuertos, se procederá de la misma manera", agregó.
Federico Sturzenegger,
ministro de Economía, y Franco Mogetta, secretario de Transporte, defendieron
la desregulación, argumentando que era necesario abrir el mercado a nuevos
operadores para garantizar mayor eficiencia y reducir costos.
"Estamos dando un paso más en la desregulación del transporte aéreo. No
era tanto un problema de habilitar las rutas, sino de permitir que nuevos
actores puedan entrar al sistema", destacó Mogetta.