La Compañía
de Infantería C.
Mario nos relata como en el año 1982, el
día 9 de abril ‘éramos extraños’, fueron movilizados hacia la Compañía de Infantería,
la cual es parte del regimiento histórico 8 de Comodoro Rivadavia, “cargado de
gloria el regimiento desde la época del General Belgrano”.
“Fuimos como pudimos con los que tuvimos, y
esta, la Compañía de Infantería C, tenía que tener 150 hombres aproximadamente,
y se fue repartiendo a lo largo de las islas y terminaron combatiendo en Puerto
Argentino. Fue una sección con 37 hombres que pararon el ataque de tres
compañías inglesas durante 10 horas”. Continuando con su relato, esa detención
le cuesta al ejército inglés la vida del teniente coronel Jones.
Esos hombres combatieron durante 10 horas a
órdenes del subteniente, Guillermo Aliaga, mientras el resto se desplazaron a una
posición aislada, más al sur de toda, “donde este heroico sacrificado
regimiento de Comodoro Rivadavia, fue bombardeado, asediado por la artillería
naval, artillería terrestre, los aviones y fundamentalmente por la
incertidumbre”.
“Como todo proceso de rendición, a muchos
les parece que es culpa de los combatientes. Y por razones que yo no soy quien,
para juzgar, dijeron que éramos cobardes, que los soldados eran chicos de la
guerra. Todo eso nos mantuvo en silencio durante más de 40 años, hasta que el
enemigo nos reconoció la durísima pelea y la digna derrota las tropas
argentinas”.
La compañía estuvo en la primera línea de
combate, “gracias a Dios no hubo ningún muerto, en la sección de Darwin y
Puerto Argentino hubo heridos, y en el regimiento de Bahía de Foch hubo siete
muertos, pero no fueron por bala, sino por el cansancio, el frio, la mala alimentación,
se refugiaron en una casa que se prendió fuego y murieron tres soldados”.
“No fueron las tropas argentinas solas, la patria no
se defiende solamente de uniforme”.
“Se defiende de uniforme, con armas, de
civil, con overol, con traje de maestro, con traje de enfermera, con traje de
ingeniero, o simplemente con amar desesperadamente la patria, como hacen los que
viven en esta lejana Patagonia”.
“Lo que hemos hecho después de 43 años es
volver a casa, esto completa una de las habitaciones que tiene el alma del soldado:
que es que la gente para la cual uno pone a disposición la vida, que los
reciba, los escuche, los respete, les contagie su orgullo, les saque esa
tristeza de que fueron chicos de la guerra”.
Si bien en comodoro se vive un respeto y un
cariño mayor hacia los veteranos, en otras partes del país Mario nos cuenta que
por muchos años “por razones que no soy quien, para juzgar, se escondió a los
combatientes. Comodoro fue una ciudad que estuvo en la primera línea de combate.
No solo se combate en trincheras, también en la retaguardia, y ustedes fueron
la retaguardia”.
“Esta ciudad debería ser condecorada y considerada una
de las ciudades veteranas de la guerra”.